Después de muchos años de gestiones, los carmelitas consiguieron autorización del gobierno inglés para edificar en Maó una iglesia y un convento para su orden. El edificio, empezado en 1750, se fue construyendo a lo largo de más de 70 años. La iglesia es el templo más grande de la ciudad. Tiene planta de cruz latina y obedece a los cánones estéticos del neoclasicismo. La fachada principal, en la que debían destacar las columnas de orden gigante de la portada y las dos torres campanarios, no llegó a terminarse. Tampoco se terminó el claustro según la concepción inicial, con cubierta abovedada, sino que se adoptó una solución más sencilla y barata. Los carmelitas fueron expulsados en 1835 por la desamortización de Mendizábal. A partir de entonces el edificio se utilizó como mercado, prisión, juzgado y escuela de niñas, lo que dio origen a diversas reformas. En la actualidad, el mercado de Maó continúa ubicado en el antiguo convento del Carme, y comparte espacio con numerosos equipamientos culturales como la UNED, el Conservatorio de Música, la sala municipal de exposiciones o la Fundación Hernández Mora —en donde se exponen interesantes piezas de obra gráfica y arte decorativa de los siglos XVIII a XX
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