Maó - es Grau Este primer recorrido se inicia en la parte final del puerto de Maó y se dirige por carretera hacia el pequeño núcleo urbano de Sa Mesquida, donde podemos destacar la torre de defensa construida durante la dominación británica en el siglo XVIII. Desde este punto, observaremos la fuerte influencia que el viento y la sal tienen en el paisaje. La tramontana deja su huella en la vegetación del litoral, como muestra los socarrells, arbustos endémicos de la isla con formas semiesféricas y de ramificaciones fuertes y espinosas, esta morfología es debida a las condiciones ambientales extremas a las que están sometidos. A medida que avanzamos por el camino, aparecen calas de gran riqueza natural como el macar (guijarral) de Binillautí, que tiene una pequeña zona húmeda asociada. La parte final se adentra por tierras de cultivo que junto a los acebuches forman el paisaje tan característico de las explotaciones agrarias de Menorca, els llocs. Este tramo del camino finaliza al inicio de la playa des Grau, justo en su parte posterior encontramos el Parque Natural de S’Albufera des Grau, zona núcleo de la reserva de Biosfera. Características Distancia: 10,00 Dificultad: Moderada
Existía en Menorca un precioso sendero que permitía dar toda la vuelta a la isla por la costa, cruzando cada una de sus escondidas calas, atravesando barrancos, bosques y campos. Es el Camí de Cavalls (Camino de Caballos), que recibe este nombre por la constante circulación de soldados británicos que a caballo vigilaban la costa en tiempos de la dominación inglesa de la isla. Hoy este camino se ha recuperado y señalizado para el uso público. Recorrerlo al completo, pernoctando en las calas (sin acampar, pues está prohibido), puede ser una propuesta alternativa y llena de aventura en contacto con la naturaleza. Sino, recorrer alguno de sus tramos es también una excelente manera de conocer el litoral insular. El camino está divido en 20 etapas.
El camino abandona Els Alocs, playa de cantos rodados, para llegar a los arenales de cala del Pilar y Alfurí, aquí se concentran grandes cantidades de endemismos vegetales de la isla. Sus aguas transparentes de un color azul intenso y el contraste rojizo de sus rocas con el amarillento de la arena, evidencian que nos encontramos inmersos en uno de los paisajes que más identifica la costa norte de Menorca. Siguiendo el recorrido, nos encontraremos con grandes extensiones de bosque, así como con una gran diversidad de especies de arbustos.
Nos encontramos ante un tramo de fuertes y bellos contrastes naturales. Durante el transcurso de su recorrido, pasaremos de la zona de tramontana hacia lo que se conoce como la Menorca seca. Este cambio empieza a producirse en la Vall d’Algaiarens, aún formada por vegetación boscosa, que se transforma definitivamente en una vegetación más baja al llegar a la pintoresca cala de Ses Fontanelles. Este cambio radical de ambiente nos permite descubrir un nuevo tipo de flora, que se caracteriza por presentar diversas especies endémicas. La mayor concentración de éstas se da en la marina de Corniola, donde abundan plantas como el romero y el brezo, así como la popular manzanilla de Menorca (Santonina chamaecyparissus subs. magonica) planta tradicionalmente muy apreciada por sus propiedades medicinales. Siguiendo la línea de la costa llegaremos hasta Cala Morell. En sus acantilados podremos apreciar una importante necrópolis de la época talayótica (1500-300 a.C.), formada por cuevas excavadas en la roca (hipogeos). Así mismo, esta concurrida cala resulta ser de gran interés geológico, por ser el punto exacto donde las dos grandes unidades geológicas de la isla, la zona de Migjorn y la de Tramontana, entran en contacto.
Este primer recorrido se inicia en la parte final del puerto de Maó y se dirige por carretera hacia el pequeño núcleo urbano de Sa Mesquida, donde podemos destacar la torre de defensa construida durante la dominación británica en el siglo XVIII. Desde este punto, observaremos la fuerte influencia que el viento y la sal tienen en el paisaje. La tramontana deja su huella en la vegetación del litoral, como muestra los socarrells, arbustos endémicos de la isla con formas semiesféricas y de ramificaciones fuertes y espinosas, esta morfología es debida a las condiciones ambientales extremas a las que están sometidos. A medida que avanzamos por el camino, aparecen calas de gran riqueza natural como el macar (guijarral) de Binillautí, que tiene una pequeña zona húmeda asociada. La parte final se adentra por tierras de cultivo que junto a los acebuches forman el paisaje tan característico de las explotaciones agrarias de Menorca, els llocs.
Denominada la isla del viento, a menudo Menorca nos ofrece paisajes de carácter muy árido. Es el caso de este tramo, moldeado por la fuerte incidencia del viento del norte. La orografía de este territorio se caracteriza por su casi inapreciable desnivel, a excepción de la franja de Cala Morell cuyo barranco rompe con la suavidad del terreno. En los roquedales que aparecen en el camino, se observa una vegetación baja, que sustituye a los arbustos por plantas herbáceas. En la zona de Punta Nati sobresale su histórico faro, construido durante el siglo pasado, a fin de minimizar los numerosos naufragios que se daban debido a los fuertes temporales que azotan esta parte de la costa. Durante todo el trayecto, se pueden contemplar las diferentes construcciones tradicionales del paisaje rural menorquín, como ses barraques o es ponts de bens o de bestiar en cuyo interior se guarnece el ganado de las inclemencias del tiempo.
La isla de Menorca fue declarada en 1993 reserva de biosfera por la UNESCO. Este tramo discurre por el núcleo de esta reserva: el Parque Natural de S’Albufera des Grau. La gran diversidad ambiental y paisajística que atesora esta zona denota su gran valor natural. Dejando atrás la playa des Grau, que conecta directamente con la Albufera, la biodiversidad de la zona nos permitirá disfrutar de diferenciados paisajes. Entre otras encontraremos la cala de sa Torreta y la de Morella, las dos poseen vegetación dunar y zonas húmedas asociadas, la laguna de Morella es la mayor en extensión, en ella podremos observar una importante colonia de tamarindos.
La ruta continúa cruzando el característico paisaje agrario de Menorca, formado por áreas de cultivo, tierras de pasto y zonas de matorral mediterráneo. Cuando el camino se acerca de nuevo al litoral, llegamos al Pou d’en Caldes, uno de los puntos de la costa menorquina donde se da una mayor concentración de plantas endémicas. Al dejar atrás esta cala, el camino regresa hacia el interior. En este tramo podremos observar vistosas formaciones rocosas como la de Es Capell de Ferro, cubierta por una densa capa de vegetación. Más adelante, el camino nos obsequiará con la aparición de un nuevo ecosistema. Se trata de la importante zona húmeda del Port d’Addaia, donde podremos admirar la vegetación acuática y de saladar que esta establecida en la zona de las salinas de Mongofra. Esta interesante zona de alto nivel ecológico es un buen punto para la observación de aves. La etapa termina con un tramo asfaltado de 3,5 km que conecta la urbanización de Addaia con la de Arenal d’en Castell.
Este tramo, de relieve prácticamente plano, discurre por la parte meridional de la costa oeste de la isla. Se inicia en el puerto y cruza Ciutadella, la ciudad más occidental de la isla de Menorca. No dejaremos el asfalto hasta abandonar Cala Blanca a 4 km del inicio de la etapa. Esta popular playa de fina y blanca arena está rodeada por unos pequeños acantilados, en cuya ribera, crece una abundante vegetación dunar. En el fondo de la playa se localizan los restos de una naveta de habitación, construida durante el periodo pretalayótico (2000-1500 a.C.), muestra representativa de los primeros asentamientos humanos en la isla. A medida que vamos avanzando por el camino, vamos descubriendo una gran diversidad paisajística, tendremos la oportunidad de apreciar interesantes tipos de vegetación, entre los que destacan los arbustos endémicos llamados socarrells. Si realizamos esta ruta en primavera, la naturaleza nos obsequiará con la presencia de numerosas plantas en floración, las orquídeas destacan por sus vistosos y llamativos colores. Siguiendo nuestro recorrido hacia el interior del territorio, podemos apreciar como disminuye la influencia del mar sobre la vegetación. Comprobamos así, cómo la zona boscosa va ganando terreno progresivamente.
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