En el noroeste de la isla y a tan sólo 6 kilómetros de Ciutadella por carretera se llega al faro de Punta Nati, erigido en un paraje árido, envolvente y casi mágico. En esta isla repleta de contrastes que es Menorca, Punta Nati es otro atractivo de excepción. Se llega por una estrecha carretera con carril bici flanqueada a ambos lados por paredes hechas de piedras a las que los isleños llaman “paret seca” (pared seca). Es una visita recomendada tanto para aquellos que amen la historia como para cuantos admiren la naturaleza en estado puro; para aquellos que busquen un lugar tranquilo o para los que ansíen un refugio único donde contemplar la puesta de sol. Incluso acercarse al faro de Punta Nati, de noche para contemplar las estrellas, es todo un hallazgo. Los constantes naufragios producidos a principios del siglo XX y en especial el del barco de vapor francés “Général Chanzy” motivaron su construcción en 1912. El faro se inauguró finalmente el 1 de septiembre de 1913. Y ahí sigue, con su perímetro vallado, su altura de 11,5 metros y esos parpadeos de luz que se distinguen a unas 26 millas de distancia. El paisaje que envuelve Punta Nati es árido, apenas tiene vegetación y el relieve llano del terreno acaba en un escarpado acantilado.
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Precioso lugar , que no puedes perderte Sus acantilados y su maravillosa puesta de sol
Tienes que dejar el coche a 1km, llegas al faro y está todo cerrado, hay una escalera hecha con piedras para que te saltes el muro de los laterales y lo ves desde las tierras de los laterales que son privadas y tienen ovejas
Es la puesta de sol más bonita que he visto, el atractivo con sus acantilados es alucinante y muy bonito hasta llegar flanqueados por las vallas perfectas de piedra, una sobre otra ... precioso