El Molí de Dalt de Sant Lluís es un bello recuerdo de los tres molinos de viento que, durante casi 200 años, caracterizaron el conjunto arquitectónico de la villa fundada por los franceses. Este molino fue construido posiblemente de forma coetánea a las viviendas que levantaron los primero vecinos. Años más tarde, en 1776, ya funcionaba el mayor molino de los tres, el Molí d'Enmig, situado en la misma calle principal a pocos metros del anterior. Finalmente, en 1780 se construyó el Molí de Baix en un solar de la calle Conde de Lannion, en la parte meridional del pueblo. El molino de viento dispone de una maquinaria de madera que aprovecha la fuerza eólica mediante las aspas que, provistas de velas, hacen girar la muela que convierte el grano en harina. El Molí de Dalt fue restaurado íntegramente en 1987, colocándose las aspas y la maquinaria para la molienda del grano. La planta baja alberga un museo etnológico, con interesantes colecciones de herramientas, aperos y utensilios del campo y de la vida domestica tradicional rural y de oficios ya desaparecidos.
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